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EMDR



Desde el EMDR, e integrando el método psicoanalítico y técnicas cognitivo-conductuales, tengo en cuenta al paciente en toda su globalidad. El trabajo terapéutico gira en torno a aspectos emocionales, cognitivos, inconscientes, sociales-relacionales y psicosomáticos. La fragmentación de estos aspectos conduce al sufrimiento. En cambio, la integración de las diferentes partes de la personalidad es equilibrio y salud mental.



¿Qué es el EMDR?

Al EMDR (Eye Movement Desensibilization and Reprocessing) se le ha llamado psicoterapia del siglo XXI o psicoterapia de tercera generación para resaltar lo novedoso de poder juntar en una misma técnica a psicólogos de diferentes orientaciones de la psicología: psicoanalistas, cognitivo-conductuales, Gestalt o psicología sistémica, entre otros.

El EMDR se basa en la teoría del Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI) y es un abordaje psicoterapéutico que trabaja sobre el propio sistema de procesamiento del paciente. La capacidad natural que tiene la mente de superar situaciones difíciles se puede ver interferida por motivos muy diversos, algunos graves y otros no tanto, que producen un bloqueo y dan lugar a síntomas como ansiedad, depresión, obsesiones, fobias, inhibiciones, adicciones u otros trastornos psicológicos.



¿Cómo funciona?

La historia del paciente es la base del trabajo. Las experiencias vividas y los recuerdos que han quedado almacenados en nuestra memoria son auténticos mediadores de nuestro mundo interior y de nuestro inconsciente. Determinan nuestros deseos e influyen en nuestras elecciones y, en definitiva, sobre nuestro destino. Por ello son los aspectos a trabajar.
Es muy frecuente la sorpresa de los pacientes cuando recuerdan escenas olvidadas durante mucho tiempo que, unidas a las nuevas maneras de sentir y pensar que propicia la terapia, son incorporadas de manera diferente y mucho más adaptativa. Advienen cambios en la realidad interna del paciente que conllevan también cambios esperados y deseados en su realidad externa. Esto proporciona una sensación de alivio casi inmediata.



¿Cómo se trabaja esta terapia?

Nunca es un hecho único y puntual el que desencadena un malestar. Son muchos aspectos de la historia del paciente y de su personalidad los que confluyen alrededor de un problema y los que se van a tener en cuenta para entender lo que le pasa al paciente.
Una vez establecidas diferentes hipótesis sobre el origen y el mantenimiento del problema, empezamos a trabajar con escenas que determinamos como “dianas” de trabajo. Estas escenas suelen ser experiencias vividas por el paciente, aunque en algunas ocasiones también pueden ser construidas por él mismo.
Seleccionamos la imagen, la emoción, la sensación y el pensamiento asociado a esa escena y se empiezan pequeñas tandas de estimulación bilateral de ambos hemisferios: del derecho, que es el emocional y del izquierdo, que es donde están los recuerdos almacenados en forma de memoria. Así, vamos separando del recuerdo almacenado la sensación desagradable, sustituyéndola por otras emociones positivas y adaptativas.
Después de este trabajo, el recuerdo que antes estaba aislado y producía dolor puede integrarse en nuestra mente sin generar una sintomatología negativa.
El terapeuta, en función de lo que ya sabe del paciente, guía el proceso tomando decisiones clínicas sobre la dirección que debe seguir la intervención.



Aplicaciones

La primera aplicación del EMDR fue para el Tratamiento de Estrés Postraumático (TEPT).
Entendemos por “Trauma/ trauma” una herida psicológica provocada por situaciones diversas y de diferentes intensidades:
• Trauma con T mayúscula, cuando sus causas y
efectos son de gran magnitud: accidentes,
enfermedades, muertes…
• trauma con t minúscula, cuando está relacionado con
hechos “aparentemente” de menor intensidad: desprotección, humillación, pérdidas, separaciones, frustraciones, decepciones, etc.
Muchos traumas sin resolver y sostenidos en el tiempo tienen el mismo efecto que un Trauma.
En la actualidad, hay protocolos estandarizados y revisados para cada uno de los trastornos psicológicos y situaciones de complejidad psicológica:

– Duelos difíciles
– Trastornos de personalidad, TLP
– Trastornos de ansiedad
– Depresión, fobias, trastornos de relación

– Trastornos psicosomáticos
– Trastornos obsesivos-compulsivos
– Trastornos alimentarios
– Trastornos bipolares
– Trastornos disociativos



Beneficios para el paciente

Para los pacientes, el resultado es muy alentador porque se trata de una terapia profunda y más eficiente que las tradicionales, en el sentido de que los resultados son duraderos y los cambios que promueve son rápidos y duraderos.

Al combinarse con otras orientaciones psicológicas, ya sea el psicoanálisis, psicología cognitiva, o la sistemática, se potencian entre sí, proporcionando una ayuda mucho más completa al paciente.


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