LA PROFECIA AUTOCUMPLIDA o Efecto Pigmalion

Lo que pensemos que va a pasarnos, inconscientemente haremos lo posible para amoldar la realidad a nuestra idea, y hacer que se cumpla. Y no tiene que ver sólo con lo que deseamos que nos ocurra, sino con nuestras creencias más profundas, es decir, también con nuestros temores, miedos, certezas, etc. Las profecías autocumplidas, entonces, son un arma de doble filo y pueden actuar tanto para bien como para mal: nuestra actitud y creencias ayudan a determinar cómo nos van a ir las cosas.
La profecía autocumplida es como una trampa que nos hacemos a nosotros mismos. Por ejemplo, cuando tememos exponernos a una situación, podría darse que nos enfrentemos a ella con una actitud tan defensiva, incluso adoptando una comunicación no verbal que haga distanciarse de los demás, que, efectivamente la situación acabará siendo decepcionante pero no por las razones que uno tiene en la cabeza como certezas, sino porque inconscientemente, uno ha contribuido en que eso sea así.
Finalmente, el mensaje que obtenemos de dicha experiencia, es que, en efecto, sucedió todo como habíamos previsto, y ésta conducta se refuerza, afectándonos y creyéndonoslo cada vez más.
This post is also available in:
Español